martes, 27 de agosto de 2013

Hace calor

Julio Ribera.- Hace calor, estoy sentado en la playa y me viene a la mente aquella fotografía de Robert Capa (Golfe-Juan 1948). Picasso hacía la corte a Françoise Gillot, su musa por aquel entonces, y la fotografía rezuma el disfrute de ese momento. Ambos sonríen y todo parece natural. Es una representación, pero al mismo tiempo es la vida misma que transcurre en ese momento. 

Claro que no es lo mismo la Côte d’Azur que Salou, los lugares de veraneo de aquella época tenían un encanto distinguido, cuando tener vacaciones era un lujo al alcance de pocos. Aquí sería difícil que apareciesen Picasso y Françoise Gillot y mucho menos que montasen un espectáculo semejante.

Desde mi toalla de Salou, mantengo la misma posición que Capa y pienso que es difícil desprenderse de las imágenes aprendidas. Siento la intención del fotógrafo y pienso que nadie con una cámara en la mano podría resistirse a tomar una imagen como ésta. Me siento como Capa, actúo con naturalidad y la foto aparentemente sale sola. El punto de vista desde mi toalla me traslada a aquella época y llego a percibir el magnetismo de Picasso que hace de esta foto un cuadro más de su obra. Pero, ¿quién es el autor de esta fotografía?

Robert Capa, reportero de guerra experimentado y maestro entre los maestros, sabe perfectamente lo que se trae entre manos: compone la imagen con su Leica y dispara certeramente. Pero la genialidad de Picasso está ahí, de una manera natural e inequívoca muestra la adoración a su amante y modelo al mismo tiempo: pasión y locura que convierten este acto teatral en un acto fotográfico. Cuando uno es artista todos los momentos de su vida son creación. Al fondo aparece Juan Vilató, el sobrino favorito de Picasso que, a modo de extra, no puede evitar formar parte de ese momento y pasa a la historia junto a los demás personajes. Sin querer ha dejado la huella de su imagen y sería imposible cuestionar que ese momento existió, es lo fascinante de la fotografía.

Por unos instantes he ocupado la sombrilla de Capa y ha sido toda una experiencia. Con estos pensamientos me dirijo al chiringuito donde me espera una cerveza bien fría. Dubi, dubi, da, hace calor… mi corazón es un músculo sano pero necesita acción… que buenos Los Rodríguez.

1 comentario:

  1. Que bueno, por unos instantes, yo también me sentí debajo de esa sombrilla, aunque también con la cámara buscando ese perfecto punto de vita de la foto. Gracias Julio.

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